Santiago es un paraíso visible, es la ciudad que amamos. Pero el paraíso que vemos a diario puede ser agotador. La vida nocturna y el ritmo característico de una capital, a veces nos lleva a buscar lugares que nos den paz y frenen un poco.
Uno de esos días, de esos famosos días donde me sentí saturado, busqué una salida. Pensé en el templo Bahá´í, lo había escuchado, pero jamás había ido. Resulté muy temprano en la mañana, sentado frente a un lago, donde pude meditar, permitir mi cabeza silenciarse y enfocarse en todo lo que el teléfono, el trabajo y el día a día no me dejaba ver. Es realmente un centro de tranquilidad dentro de la ciudad. Tomé un refrigerio que yo mismo preparé. Quedé con ganas de un poco más, así que, con un poco de consulta, tomé una decisión. Conduje un poco más de una hora y me encontré con el embalse El Yeso.

Un nevado, y una paleta de color azul que se desprende del cielo, pasa por el agua y se integra con la nieve. A veces los ojos olvidan algunos tipos de belleza y este lugar, sin duda, es sumamente guapo a la vista. Desde lo alto de la montaña puedes llegar a ver un glaciar y algunos iglús, conservados desde la construcción del embalse.

Sin duda ambos lugares son parte de un paraíso y volveré.

Cuéntanos cuál es tu lugar preferido en Santiago, queremos conocer joyas escondidas.